12 pequeñas joyas que he descubierto en 2017 (parte II)

Continuación de 12 pequeñas joyas que he descubierto en 2017 (parte I).

5. RESPIRA (Respire, Mélanie Laurent, 2014, FRA)

Narra una profunda relación de amistad que por momentos se irá deteriorando hasta el punto de irse convirtiendo en una obsesión en la que el aire se irá haciendo cada vez más tóxico e irrespirable. Un mundo lleno de máscaras, apariencias, secretos ocultos y conflictos pasados no resueltos, que con el tiempo irán quebrantando la confianza forjada entre las dos protagonistas y que llegará hasta límites insospechados. Su gran logro, hacer que reine la incertidumbre con respecto a hacia dónde virará próximamente el guion. Leer más...

6. VICTORIA (Idem, Sebastian Schipper, 2015, GER)

Sin duda, una cinta heterodoxa. Dos horas y 20 minutos rodadas sin cortes ni cambios de plano; íntegramente del tirón. En ella se narra el final de una noche llena de locura, desenfreno y malas decisiones que, momento a momento, irá metiendo a nuestros protagonistas en la boca del lobo. Una fábula nocturna llena de romance, thriller, acción y diálogos existencialistas que invitan a la reflexión, que se va gestando a fuego lento en forma de tensión interna en cada uno de los que nos encontramos al otro lado del plasma. Una experiencia inolvidable. Leer más...

7. LA VIDA DE CALABACÍN (Ma vie de courgette, Claude Barras, 2016, SUI)

Una película necesaria y de obligada visualización por parte de todo el mundo, especialmente por todos aquellos que, como en mi caso, trabajamos diariamente con niños (maestros, profesores, pediatras, monitores...). Te hará ver lo grande que puede ser el dolor y la sensación de abandono en un ser tan pequeño. Logrará hacerte percatarte de que las minucias por las que nos preocupamos en nuestras vidas cotidianas quizás no merecieran tanto espacio en nuestros pensamientos. Todo es relativo en función de con qué lo comparemos... Una película que reivindica la inocencia como implacable arma para conjurar el dolor. Leer más...

8. KAUWBOY (Idem, Boudewijn Koole, 2012, HOL)

Presenta un enfoque diferente, personal y cercano. Cada palabra, cada gesto están situados y mirados hasta el más mínimo detalle. La cuasiperfecta simbiosis entre imagen y texto actúa como inmejorable vector transmisor de las principales ideas del director. Se trata de una obra llena de simbolismos que remarca la relevancia del vínculo en el transcurso de los primeros años de la infancia; la importancia de esa figura de referencia sobre la cual se construyen los valores y principios que va adquiriendo el niño; ese ejemplo a seguir; ese reflejo sobre el cual construirse a uno mismo. Leer más...

Conoce las siguientes cuatro pequeñas joyas.

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