YOUR NAME: La teoría del hilo rojo en forma de poesía visual

Your name (Kimi no na wa, Makoto Shinkai, 2016, JAP)

Cuenta una leyenda oriental que las personas destinadas a conocerse están conectadas por un hilo rojo que nunca desaparece y permanece constantemente atado a sus dedos, a pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que se tarde en conocer a esa persona, ni importa el tiempo que pases sin verla; ni siquiera importa si vives en la otra punta del mundo: el hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá y su único dueño es el destino.
Esta es la denominada teoría del hilo rojo, premisa que utiliza el director Makoto Shinkai para construir una historia de amor que encandilará por igual a adolescentes, jóvenes o adultos de cualquier edad. Coincidiendo con el ocaso del indiscutible maestro, Hayao Miyazaki -padre de algunos célebres títulos como Mi vecino Totoro (Tonari no Totoro, 1988, JAP), La princesa Mononoke (Mononoke-him, 1997, JAP), El viaje de Chihiro (Sen to Chihiro no kamikakushi, 2001, JAP) o El castillo ambulante (Hauru no Ugoku Shiro, 2004, JAP), el joven japonés es el llamado a ser el digno sucesor al trono del anime.
Con una gran exposición técnica, se presenta con una estética visual llena de matices decorativos -especialmente en paisajes- que la hacen rotundamente bella. Si a esto le sumamos su alta capacidad de síntesis narrativa con la que resultará imposible aburrirse ni un solo momento, es prudente afirmar que probablemente estemos ante una de las películas más redondas del año.
Sorprenderá a los menos experimentados en anime -entre los cuales me incluyo- ver que de una tenue y relajante música de piano se vire a una canción pop ininteligible que recordaría a la introducción de cualquier serie producida en el país nipón, mientras la película y sus personajes siguen su curso normal. Pero esta no iba a ser el único shock para los rookies, sino que también sentiremos una profunda admiración por su gran capacidad para evocar emociones completamente extremas, pasando de la risa al llanto y de la banalidad a la trascendencia en cuestión de momentos. El indiscutible culpable de este logro es el desarrollo de todos los personajes -pocos pero eficientes- dotados de un gran carisma, vector perfecto para conquistar el corazón y la mente del espectador.
Avalada por los múltiples reconocimientos obtenidos en los festivales a los que fue presentada, además de las excelentes críticas unánimes tanto de público como de prensa especializada, no he podido resistirme a la tentación de sentarme a disfrutar de la sensación del año de la animación japonesa y ha resultado ser una experiencia decididamente maravillosa, que espero que vosotros también os animéis a descubrir.

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